La bohemia de París, un cliché tan recurrente en la música, la literatura, el cine y el arte, no se acaba nunca, porque siempre hay un público dispuesto a zambullirse una vez más en esa gran piscina de absenta y champán que convierte a los perdedores en estrellas rutilantes sobre la ciudad de la luz.
Una de las artistas más destacadas del mundo y adornada con una voz privilegiada ha sido Edith Piaf. Nació en 1915, en el portal de una casa de París, hija de un acrobata y de una mujer de la calle que la abandonó inmediatamente después de su nacimiento.
Es increíble la capacidad de superación que tenemos los seres humanos, las posibilidades que existen para renacer continuamente por muy dramáticas que sean las circunstancias y la fuerza arrolladora del amor y la pasión.
La vida de la cantante francesa Edith Piaf no tiene desperdicio desde su nacimiento hasta su muerte a los 47 años, incluso años después, y puede inspirarnos mensajes muy diversos.
Edith Piaf fue muy reconocida por su calidad artística, grandes compositores franceses compusieron canciones para ella y fue cantante habitual en el Carnegie Hall. Y la intensidad y extremos de su vida también se traducían en su voz.
Su forma de cantar era intensa y se caracterizaba por ese vibrato tan marcado que escuchamos en los vídeos. Es una gran inspiracion para nosotras!
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