Nuestra historia
Pomparosa no nació de un plan. Nació de un lazo. De una amistad que floreció cuando teníamos apenas trece años, entre lápices de colores, cuadernos de dibujo y sueños que no sabíamos aún cómo nombrar.
Somos María Lucía Soto y María Alejandra Arias, amigas de infancia, cómplices de vida, y ahora también socias en este sueño que se volvió marca.
Desde niñas, el arte nos habitaba. En el colegio siempre elegíamos las electivas de pintura, dibujo o manualidades, y cualquier clase que nos permitiera crear con las manos y con el corazón.
A María Lucía la inspiraba su abuela, quien le regalaba retazos de tela y con quien cosía vestidos para sus Barbies.
A María Alejandra la conmovían las máquinas de coser de sus abuelas, verlas trabajar, bordar, pintar, hacer arreglos florales… Mujeres que, como hadas, convertían lo cotidiano en belleza.
La vida nos llevó por caminos distintos. María Lucía estudió Diseño de Modas en LaSalle College en Bogotá, y María Alejandra en la Universidad de Palermo en Buenos Aires. En ciudades diferentes, con ritmos distintos, cultivamos nuestro amor por la moda, por los detalles, por contar historias a través de las telas.
Y luego… el destino, con su dulce forma de guiarnos, nos reunió de nuevo en nuestra Cali del alma. Fue ahí, entre risas, café y muchas hojas de bocetos, donde decidimos por fin hacer realidad aquel sueño adolescente: crear una marca juntas.
Así nació Pomparosa: no como un negocio, sino como un acto de amor.
Un sueño hecho a cuatro manos, donde volcamos nuestras pasiones, nuestros recuerdos, nuestras raíces.
Una marca que habla el idioma del romanticismo, del brillo, del arte, de la nostalgia.
La maternidad nos encontró en medio del camino, y lejos de detenernos, se convirtió en nuestra fuerza. Pomparosa se volvió también nuestro legado, nuestro ejemplo, nuestro impulso para construir algo con sentido, algo que deje huella.
Ser madres nos dio poder. Nos enseñó a sostenernos en días difíciles y a celebrar cada pequeño logro con más alegría.
Cada vez que una nueva cartera cobra vida, lo vivimos como si fuera la primera.
Saltamos, lloramos, nos abrazamos. Nos enamoramos de cada tela, de cada brillo, de cada pieza como si fuera una joya.
Y cuando una mujer se cruza con una Pomparosa y suspira, sabemos que el alma de la marca llegó a destino.
Desde nuestro atelier en Cali, trabajamos con manos colombianas llenas de talento y amor. Utilizamos materiales que cuentan historias: gobelinos que nos recuerdan los tapices antiguos de casa de abuela, terciopelos suaves como los de un joyero antiguo, jacquards que parecen escenas de un cuento, cueros seleccionados con el mismo esmero con el que se elige una flor.
Pomparosa es una oda a lo femenino, una invitación a soñar a través de los detalles. A llevar en el hombro una pieza que no es solo una cartera, sino un gesto poético, una pequeña obra de arte.
C’est un monde de beauté, de souvenirs et de lumière.
Con amor, María Lucía y María Alejandra